Una nueva Frida
La colección SS-2014 de Rolando Santana toma nuevos riesgos para destacar la icónica personalidad de la gran Frida Kahlo .
Rolando Santana es, sin lugar a dudas, el diseñador mexicano más importante de nuestros tiempos. Gracias a un estilo único y a su esencia cosmopolita, el creativo de la moda se ha posicionado en un mundo sumamente competitivo al establecerse a la ciudad de Nueva York, desde donde sigue marcando tendencia.
Su historia comenzó a escribirse en un taller de costura que su madre tenía en Cuernavaca, Morelos, un lugar conocido en México como la Ciudad de la Eterna Primavera, que sirvió como base para materializar cada uno de sus sueños.
Fue en el año 2009 cuando decidió independizarse e instaurar su propia marca, tras varios años trabajando para importantes sellos como Donna Morgany Kellwood Company, y luego de pasar un buen tiempo estudiando en instituciones renombradas como el Mercy College y el FIT. En la actualidad este mexicano ha logrado una meta que muy pocos latinos han podido establecer: más de 200 puntos de venta a lo largo y ancho de los Estados Unidos.
A pesar de ser considerado como un personaje de talla internacional, sus raíces se mantienen firmes al igual que sus ojos, pues es de este, su país, de donde obtiene la inspiración más grande para crear fastuosas colecciones que contrastan su típico minimalismo, lo que le ha hecho escalar hasta las pasarelas más importantes del mundo de la moda.
Tal es su amor por el lugar que le vio nacer que en septiembre pasado, presentó una de las colecciones más emblemáticas de toda su trayectoria, Spring-Summer 2014, la cual fue inspirada por uno de los íconos nacionales más importantes a través de la historia: la gran Frida Kahlo, una mujer marcada por su destino, que vivió una serie de infortunios que la llevaron a conocer los límites de la pasión, el amor y el arte.
Más allá de los coloridos cuadros que caracterizan a esta artista y de su mítica relación con Diego Rivera, Santana logra capturar la esencia de la pintora a través de sobrios y femeninos atuendos, para demostrar que Frida fue mucho más que aquellos relatos que la tradición oral ha logrado preservar.
Todo ello también ha representado un reto para el originario de Morelos, ya que esta es la primera vez que optó por las flores y los tonos pastel, reflejando el hambre de riesgo que actualmente marcan una de sus más interesantes etapas profesionales.
De esta forma, pareciera que Rolando intenta reivindicar la imagen no sólo de la nacida en Coyoacán, que pasó con aplomo diversas penurias y vejaciones, sino también la típica estampa de la mujer mexicana (y de las latinas en general) quien ha sido enmarcada en un estereotipo poco favorable por la moda, haciendo hincapié en que cuando se trata de couture todas tienen las mismas posibilidades de encarnar la estética y sofisticación más pura.